viernes, 1 de noviembre de 2013

Amalie “Emmy” Noether

Amalie “Emmy” Noether (1882-1935)

Emmy  Noether era una extraordinaria mente matemática, quizá la  más grande que ha existido.
Su aspecto no era muy femenino, siempre usaba por comodidad un sombrero masculino y llevaba una carpeta de piel llena de papeles muy antiestética y por su extremada miopía debía usar unos anteojos culo de botella.
En las clases o debates científicos, se olvidaba de todo, de su peinado, se limpiaba en su vestido y no masticaba adecuadamente.
La sociedad se caracterizaba por la asfixia femenina, reinando Guillermo II él cual impedía la educación femenina. Se permitía con obstáculos estudiar pero no ejercer.  Por ejemplo, algunos docentes se negaban a dar clase si había una mujer presente.
Emmy nació en la pequeña ciudad de Erlangen, en una familia ilustrada de clase media-alta. El padre de Emmy era profesor de matemática y sus habilidades intelectuales fueron heredadas por sus dos hijos.
A Emmy le gustaba bailar pero no le gustaba la música, como en general suele suceder con los matemáticos. De religión judía (israelita), la cual le traerá repercusiones a lo largo de su vida.
La educación que recibió era la de una señorita de sus tiempos. Aprendió a cocinar y las virtudes domésticas para llevar adelante una casa. Cuando estudió lo hizo con provecho, destacándose en francés e inglés, pero la sorpresa surgió cuando eligió las matemáticas.
Ella tenía como beneficios los conocimientos, la posición familiar que le permitía un modesto ingreso y conocía a los colegas de su padre, por eso contaba con que no le iban a ser la vida imposible en la universidad. Pero su presencia en clase tuvo que ser como alumna oyente.
Superó sin problemas los exámenes que le permitieron doctorarse. Para esto eligió como tema los invariantes algebraicos de las formas cuadráticas ternarias. En su tesis se recogen 331 invariantes de las formas cuadráticas ternarias.
Su doctorado fue el segundo título conseguido por una mujer en Alemania (después de Sofía Kovalevskaya).
Durante 8 años dio clases en su ciudad natal sin cobrar, a veces se daba el lujo de sustituir a su padre en el estrado de profesores. Un profesor de la universidad introdujo a Emmy en los trabajos matemáticos de Hilbert.  Su inteligencia y conocimiento hicieron que Felix Klein y David Hilbert persuadieran a Emmy para ayudarlos en sus trabajos en la universidad de Gotinga (la universidad más matemática del mundo).
En aquella época las ideas revolucionaras de Einstein hacían furor, para esto Emmy era un arma matemática muy necesaria.
En la universidad tuvo que vencer los recelos anti femeninos. Se escucharon cosas como “¿Qué dirán nuestros heroicos soldados cuando regresen a la patria y en las aulas tengan que permanecer a los pies de una mujer, que les hablará desde el estrado?”. Por lo que Hilbert llenó de indignación la defendió.
Recién en 1922 logró cobrar por su trabajo. Lo que no le gustaba de Gontinga es que no se le reconociera su labor como editora de la revista Mathematische Annalen que le daba mucho trabajo.
En 1918 se publicó el teorema de Noether, este está entre la físia y la matemática, especialmente en análisis, rama mecánica. Comprenderlo requiere un poco de matemática y física superior. Este teorema dice: “si un sistema físico tiene una propiedad de simetría continua, hay magnitudes correspondientes cuyos valores se conservan en el tiempo”.
Einstein le escribió a Hilbert “ayer recibí de la señorita Noether un articulo muy interesante sobre las invariantes. Me ha impresionado que este tipo de cosas puedan ser comprendidas de un modo tan general. ¡La vieja guardia de Gotinga debería tomar algunas lecciones de la señorita Noether! Parece que sabe lo que hace.”
El resultado que obtuvo Emmy fue un apoyo al problema de conservación gravitacional provocado por la teoría general de la relatividad.
El aporte de este teorema para algunas tuvo la misma relevancia que el teorema de Pitágoras.
A pesar de los obstáculos que le pusieron a Emmy en la universidad, a Hilbert se le ocurrió poner un curso a su nombre y cuando lo tuvo constituido hizo que lo diera Emmy.
A partir del 1920 sus producciones fueron centrándose en cuestiones puramente algebraicas, primero en el tema de los anillos y luego en estructuras más complejas, es por esto que se le dio el nombre de “Sra. de los anillos”
A ésta primera época se le puede atribuir el teorema de Lasker-Noether (1921), el lema de normalización (1926) y sus teoremas sobre Isomorfismo (1927).
En 1931 dio su nombre al teorema de Albert-Brauer-Hasse-Noether acerca de algebras finito- dimensionales.
En 1933 redescubrió un importante resultado sobre algebras, el llamado teorema Skolem-Noether.
Un grupo de alumnos, ruidoso, poco disciplinado, pero sobresaliente, seguían a Emmy a todas partes, eran los “muchachos de Noether” que tomaban todas sus palabras y las comentaban, la acompañaban en sus paseos y baños en la pileta municipal, donde ella nadaba y buceaba. Muchos de ellos fueron grandes matemáticos. Ella se comportaba con un espíritu maternal pero exigente. La llamaban “el Noether” en masculino.
En  ocasiones tuvo que dar clases en su domicilio, ya que no podía ser en la universidad por su condición de judía. Ella tenía alumnos de todas partes de Europa.
El campo de Emmy fue el algebra moderna, y algo de topología. Su especialidad era estudiar y profundizar en las estructuras algebraicas, saliendo de las particularidades y llevándolas a la máxima generalidad posible.
Su actividad científica residía en su dedicación a los anillos e ideales, estructuras algebraica, a las que se dedicó años enteros.
En la década de 1930, Emmy tenía un extraordinario prestigio en el mundo de la matemática. Por ello, su intervención en el Congreso Internacional de 1932.
Al año siguiente los nazis alcanzaron el poder y procedieron a expulsar a todos los profesores judíos de sus cátedras. Pero Emmy y muchos de sus colegas, entre ellos Einstein y Freud, debieron dejar de enseñar de modo público en Alemania y si tenían suerte de irse del país y contaminar otras naciones con sus “perversas ideas”
Ella terminó en EEUU, en Pennsylvania, en el mejor colegio femenino del mundo, en ocasiones se olvidaba que estaba en América y en plena discusión matemática comenzaba a hablar en alemán.

A dos años del exilio le diagnosticaron un tumor uterino y le recomendaron que se operara, superó sin problema la operación  pero  falleció a consecuencia de una súbita embolia. 

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