Augusta
Ada King, Condesa de Lovelace (1815-1852)
Fue
drogadicta, alcohólica, apostadora compulsiva, rebelde, coqueta, una estudiante
autodidacta de las matemáticas con un nivel de principiante, infiel, dominada
por su malvada madre.
Un
genio matemático, la primera programadora de la historia, la asistente, la
visionaria que entrevió las posibilidades de su Máquina Analítica de Charles
Babbage y de la computadora.
El
apellido de soltera de Augusta Ada es Byron, hija de lord Byron, poeta,
escritor (su única hija legítima) y de Ana Isabel Milbanke, baronesa de
Wentworth, nunca llego a conocer personalmente a su padre: al cabo de un mes de
nacer, Ada fue arrancada de la cuna por su
madre, que huyó con ella. (Su padre aceptó sin oponerse la separación y
luego la escritura de separación, en una época en la que todos los jueces
otorgaban a los padres y no a las madres la custodia de sus hijos en caso de
separación)
La
madre de Ada, deseaba que en su hija no se reprodujeran los rasgos del carácter
poético y romántico de su padre, así que la aparto de la poesía a base de mucha educación matemática.
La disciplina a la que fue sometida desde niña era excesiva. Su salud fue
siempre irregular.
Después de seguir clases con varios tutores,
terminó recibiendo formación matemática, para la que mostró gran disposición.
En 1834 conoció a Mary Somerville, quien fue su guía, la puso en contacto con importantes
científicos de la época y la invitó a conferencias a las que asistía Mary con
sus hijas.
En
1833, conoció a Charles Babbage, cuando tenía 17 años. Éste les mostró a ella y a su
madre la máquina en cuyo desarrollo trabajaba entonces, explicándoles su
funcionamiento y los principios en que se basaba. (El inventor
llegó a prestarle a la muchacha sus planos).
Ada quedó muy impresionada y se
denominaba a sí misma “analista y metafísica” (Quizás Babbage y Ada se hicieron amantes, pero las evidencias no son
concluyentes).
Fue presentada a la corte, conoció a William
King, se casó con él, tuvieron tres hijos y William heredó la titularidad de la
casa de Lovelace, pasando su esposa a ser condesa de Lovelace.
Ella
invirtió casi un año en traducir al ingles un informe sobre la “máquina
analítica” de Babbage, acompañándola con comentarios.
Lo
innovador de su cálculo, es que se da una secuencia de instrucciones o
algoritmo, de manera que lo entienda la máquina. Se trataría en la actualidad
de un programa de computadora.
Las notas de Ada, que triplican la extensión
del artículo de Menabrea, (un matemático y oficial de ingenieros italiano que
recopilo en francés unas notas sobre la máquina analítica), aparecieron
firmadas sólo con sus iniciales A.A.L. y no con su nombre (Ada Augusta
Lovelace), ya que los científicos no se las hubieran tomado en serio al saber
que las había escrito una mujer.
Iba más allá del simple cálculo: la máquina
bien programada hasta podría componer música. Esta funcionaba a través de un
conjunto de tarjetas perforadas, que se encargarían de las operaciones
elementales, mientras que otro conjunto decidiría el orden y el momento en el
que se aplicarían a determinadas funciones de cálculo.
Ella
llegó incluso a idear ocurrentes procedimientos para darle la vuelta a las
tarjetas usadas y reutilizarlas de nuevo en las operaciones sencillas y
repetitivas (hoy este procedimiento estaría relacionado con los “bucles”. Este es utilizado para hacer una acción
repetida sin tener que escribir varias veces el mismo código, lo que ahorra
tiempo, deja el código más claro y facilita su modificación en el futuro.
Ada
dio un paso intelectual fundamental: una máquina tal podría manipular símbolos
en lugar de simples números concretos. (Ya no hablamos de simple cálculo, sino
de computación en el sentido actual del término).
Ella
creyó que lo que la computadora pudiera realizar era imprevisible, pero su
capacidad estaba limitada por la de sus creadores.
En
lo personal, era una condesa amante de los espectáculos y de la danza, e indiferente
al amor familiar, coleccionista de joyas y rodeada de perros. Padecía
seguramente algún trastorno de tipo bipolar, pues alternaba periodos de
maniática hiperactividad con momentos depresivos.
Era
coqueta y seguramente, tenía amantes ocasionales, su marido llegó a destruir
más de cien cartas consideradas de contenido impropio. Consumía alcohol y
drogas y contrajo muchas deudas.
A
los 36 años se le diagnosticó un cáncer de útero. Ada aguantaba el doloroso
trauma a base de láudano (preparación
compuesta por vino blanco, azafrán, clavo, canela y otras sustancias además de opio;
usada con fines medicinales), hasta que,
en medio de su debilidad, intervino su autoritaria y controladora madre y todo
fue peor. La privó de los calmantes, considerando que el sufrimiento la
eximiría ante Dios de todos los pecados de infidelidad y ludopatía cometidos en
el pasado.
Falleció
en plena juventud. Antes de morir descubrió pruebas de que su padre, lord
Byron, no había sido tan malo como su madre le había hecho creer.
Existe
un premio que lleva su nombre para reconocer a mujeres pioneras en el campo de
la computación.
La publicación de Ada resultó ser el primer trabajo
que discutía la programación de una computadora; sería el único trabajo de este
tipo hasta el siguiente siglo.
El resto de las notas de Ada estuvieron dedicadas a
la mecánica de la programación de la Máquina Analítica, incluyendo una descripción
del mecanismo de las tarjetas perforadas y de la notación para escribir
programas.
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